Amor y mundo

Persona, nº 27


Joaquim Xirau
12,00 €
Descripción

Joaquim Xirau

Prólogo de Ramón Xirau

  • Colección Persona, nº 27, 2008
  • ISBN: 978-84-96611-34-4
  • Páginas: 150

Amor y mundo pretende, más allá de toda separación entre ser y conocer, describir la conciencia amorosa en relación con la vida personal y con el mundo que ilumina. Parte en su análisis del eros y el logos de los griegos, así como de la caridad en sentido cristiano, para mostrar la inextricable relación entre ser y valor. En realidad, no hay ser en sí. El valor es el dinamismo y la luz del ser. Entendido el amor como forma de plenitud de la conciencia personal, consta de cuatro notas: abundancia de vida anterior, iluminador del sentido y del valor, capacidad de transfiguración y reciprocidad. El mundo entendido como mera positividad “objetiva” y fáctica es un mero constructo, una ficción. Sólo la mirada amorosa sobre la realidad descubre su ser y su relieve, esto es, sus valores. Por ello, sólo ante la mirada amorosa surge la persona y el sentido; únicamente ante ella el mundo revela sus esencias. Además, esta actitud amorosa es la que permite a la persona vivir trascendiéndose, desviviéndose. Tomando esta distancia de sí y de lo real es como se puede dar la verdad y la auténtica objetividad (pues lo que es y vale sólo para mí, ni es ni vale) El mundo real sólo aparece ante la conciencia amorosa. Y descubre que todo ser en el mundo es relación con otros, salir de sí y referencia a otros (de ahí que no quepa hablar de la substancia en sí de las cosas) Ante la mirada amorosa, el mundo objetivo se muestra como un continuo brotar y renovarse, como amoroso, pues el mundo es presencia ante la mirada amorosa. Si esto es así para la realidad, a fortiori lo será para la persona: “Cuanto más estoy en mí, cuanto mayor es el volumen de mi vida espiritual, más vivo fuera de mí, entregado a las cosas y por las cosas. Las “cosas” viven encerradas en si mismas, atadas a su nuda “exterioridad”. Yo vivo en mí. Y vivir en mí no quiere decir sino desvivirme, entregarme. Las “moradas” más íntimas, las del sentimiento por excelencia, el amor, son aquellas en las cuales mi ser más radical se da”.