Problemas del personalismo

Persona, nº 17

Paul-Louis Landsberg
12,00 €
Descripción

Paul-Louis Landsberg

Traducción de Carlos Díaz

  • Colección Persona, nº 17, 2006
  • ISBN: 978-84-95334-95-4
  • Páginas: 157

Landsberg no hace filosofía desde un intelecto desencarnado, sino desde una honda experiencia vital y espiritual. Su cordial reflexión filosófica se teje en torno a varios nódulos esenciales para la articulación del pensamiento personalista: el compromiso de la persona en su contexto histórico, los valores como direcciones de sentido para la vida, Dios como sentido último y pleno de la existencia, los actos personales y la vocación de ser persona. Todos ellos están presentes en Problemas del personalismo.

Conjunto de artículos de Landsberg, ya publicados en Esprit, Revue Philosophique, y Recherches Philosophiques, entre 1934 y 1939, reunidos y prologados por Jean Lacroix. Pero no se trata de una mera miscelánea, sino de unas reflexiones que vuelven, desde diversos ángulos sobre unos cuantos problemas centrales, siendo con mucho el más recurrente el de la vocación. Desde este problema central hará referencia al mito como obstáculo para realizar la vocación matrimonial, a la vocación filosófica de Scheler o Nietzsche, a las vocaciones personales y comunitarias y a la necesidad de la acción para realizar dicha vocación. Pero esta llamada personal se da siempre en unas coordenadas históricas concretas, en una determinada situación. Por ello, la vocación personal y la comunitaria van unidas, y ambas suponen un compromiso, pues se realiza en actos libres. Al comprometerme y actuar, es cuando comprendo la situación y conozco los valores que estaban implícitos en ella. Y es que el valor, para Landsberg, sólo está presente en cada persona bajo la forma de su propia vocación. Por eso, la tarea de cada persona es la de conocer y recorrer el camino de su propia llamada, de su propia dirección, siempre comunitaria y encarnadamente. La “vocación precede más bien al hecho personal y participa en su constitución. Responder a tal llamada y hacerse persona son aspectos del mismo acontecimiento”.

Este apasionante panorama es el que nos propone Landsberg en esta obra, hablándonos “primero como hombre y como cristiano que medita, luego más específicamente como filósofo que reflexiona, y finalmente como camarada comprometido con vosotros en un movimiento histórico definido”