Antropología filosófica. Hacia un personalismo analógico-icónico

Persona, nº 12

Mauricio Beuchot
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Agotado
Descripción

Mauricio Beuchot

  • Colección Persona, nº 12, 2004
  • ISBN: 978-84-95334-73-2
  • Páginas: 112

En este trabajo me he planteado la ardua cuestión del ser humano, la antropología filosófica o filosofía del hombre. Por supuesto que son sólo alguno de sus aspectos principales los que se ha alcanzado a tratar, y siempre se nos quedan en el tintero aspectos que resultan importantes.

En esta antropología filosófica, he buscado un personalismo analógico-icónico. He buscado un personalismo, porque la noción de persona ha sido mi punto de partida, esto es, la persona humana, que aquí es entendida como un nuevo tipo de sujeto. También he establecido al ser humano como núcleo o centro de intencionalidad, un foco de intencionalidades que se despliegan de muchas formas, desde una intencionalidad de ser o existir, pasando por la intencionalidad del conocimiento, la de la voluntad, etc., hasta una intencionalidad que alcanza a tocar la Trascendencia.

De esta manera se nos presentó el hombre como un ser intencional, cuya intencionalidad principal es la de comprender, la de interpretar. Por ello también es un animal hermenéutico, pero también y del analogizar. Por este carácter analógico que vemos en la persona humana hablamos de un personalismo analógico.

Pues bien, todas esas actividades hermenéuticas y analógicas las hace el hombre en medio del diálogo, en el seno de una comunidad. Allí, en la comunidad, vive el hombre sus símbolos, de una manera tanto metafórica como metonímica. Allí se distiende su vida, y allí transcurre, intentando conjugar o acoplar el sentido y la referencia. Ya que tiene intencionalidad inconsciente, el hombre abarca varias dimensiones. Sobre todo, lo tensionan sus apetitos, sus impulsos, sus tendencias o instintos, como el sexual. Por eso no sólo se ha destacado su vida intelectivo-racional, sino también su vida emotivo-pasional, o afectiva.