Blondel, Zubiri, Nédoncelle

Persona, nº 6


Juan María Isasi, Xosé Manuel Domínguez, José Luis Vázquez Borau
12,00 €
Descripción

Juan María Isasi, Xosé Manuel Domínguez, José Luis Vázquez Borau

Prólogo de Xosé Manuel Domínguez

  • Colección Persona, nº 6, 2003
  • ISBN: 978-84-95334-45-9
  • Páginas: 160

Para los existencialistas la persona no tenía esencia sino existencia. Pero reducir la persona a su existencia, a su mero fluir de actos, tratando así de huir de toda metafísica de viejo cuño, supone un actualismo que disuelve el sujeto personal. Por otro lado, el existencialismo, que tan concienzudamente analizaba y penetraba en la existencia personal, apenas profundiza en la dimensión comunitaria o relacional. Parecía que era sólo el sujeto quien, titánica y prometéicamente, tenía que realizar su propia existencia.

Si se disuelve al sujeto, al cabo no podremos hablar de la persona ni sustentar nada en ella. No sería posible, en fin, ninguna antropología (como bien percibió y promocionó el estructuralismo). Pero, a su vez, esto traería consigo perder el referente último de toda ética, de todo derecho, de toda justicia. Aunque la persona, por no ser cosa, no sea definible, quizás fuera posible una descripción de su estructura, dar cuenta de aquello en que consiste. Claro que, formulada esta necesaria vuelta a la reflexión metafísica para tratar de captar siquiera una esquirla de lo que sea la realidad persona, descubrimos, casi con ahogo, el lastre de una dilatada tradición metafísica, que había reducido la persona a un “que”, a una mera substancia. Y esto nos parece ahora inadecuado e insuficiente para dar cuenta de “quien” es la persona.

El reto es, por tanto, el de elaborar un pensamiento sobre la persona que, fundamentando y justificando su subsistencia, su estructura metafísica, su identidad, su consistencia, permita dar cuenta de su apertura así como de su carácter inacabado. ¿Quién es el sujeto de la acción? ¿En que consiste su ser, tan distinto de todos los demás seres? ¿En dónde descansa su dinamismo? ¿Cuál es el soporte del “yo quiero”, y del “yo pienso” y “yo siento”? ¿En que consiste, entonces, su actuar, su acción? ¿Cómo se hace las personas en sus acciones? ¿Cómo siendo la persona una realidad clausurada, autosuficiente, incomunicable, es posible el encuentro con otras personas?

Blondel, Zubiri y Nédoncelle presentan tres propuestas distintas a los retos que hemos constatado. Sin embargo, no es osado mostrar que, como no podía ser de otro modo, habida cuenta de su realismo, es decir, de su avenimiento a la realidad, existen en los tres confluencias y convergencias que, en cierta manera, suponen una aportación sólida e imprescindible al personalismo como filosofía. Para los tres, la persona es una forma eminente de realidad o, como diría Blondel, “metafísica en acción”. Esto es lo que justifica su estudio conjunto y complementario.