María Encarnación Ayuso Gil

• Colección Sinergia. Serie verde, nº 30, 2007
• ISBN: 978-84-96611-27-6
• Páginas: 120

Florence Nightingale (1820-1910) sintió y vivió con urgencia las necesidades de los hombres de su tiempo. Tuvo que superar una fuerte y duradera resistencia familiar para ejercer su “vocación” –trabajar como enfermera-, algo impropio y escandaloso para una rica familia victoriana, no sólo porque el “trabajo” no era propio de su clase, sino porque ello contravenía el destino de un “conveniente matrimonio”.

Su presencia en la guerra de Crimen asistiendo a los soldados heridos y enfermos la convierten en una heroína popular. Sus profundas observaciones sobre la enfermedad, la higiene, organización, sus impresionantes conocimientos estadísticos serán la palanca de una serie de sucesivas reformas en la sanidad militar inglesa, en la sanidad civil, las condiciones sanitarias de la India, la salud de los obreros. Los que la ven trabajar en ese entorno la definen como una persona de una fortaleza sorprendente, altísima resolución, capacidad de organización y mente preclara con ideas rompedoras sobre el sistema preestablecido con la sanidad del momento.

Educada por su padre, fue ella misma una gran educadora en todas las parcelas de su vida. Con la fundación de la Escuela Nightingale y su programa de formación de enfermeras, posibilitó a las generaciones venideras una nueva profesión.