Reflexiones desde un punto de vista personalista comunitario.

A algunos les ha sacado de este mundo la pandemia. Les llegó la hora del epitafio, término que se compone de ἐπι- (epi, ‘sobre’) y de τάφος (táphos, ‘tumba’). Ya está sobre la tumba escrito quien fuera de la tumba estaba. Se ha convertido en ciprés de sí mismo, y hay quien ha manifestado su convicción en que los cipreses creen en Dios. En todo caso, su altura parece el resultado de un estiramiento para tocar el cielo.

Somos miembros de una sociedad enferma, en un planeta enfermo de gravedad

23. T. O. 2021 Mc 7,31-37

No es este el lugar para hacer una descripción política, social, económica, espiritual, sólo señalar que, en medio de este contexto del shock pandémico, subyacen tres grandes crisis: divorcio poder-política (llegada al poder de movimientos xenófobos y populistas); crisis social por la desigualdad del planeta, (concentración de la riqueza en pocas manos); crisis ecológica (fruto de un modelo de consumo y producción). Ante esta realidad nos preguntamos qué tiene que decir el evangelio como Nueva y Buena Noticia para todos los hombres y todos los tiempos. El Papa Francisco aboga por una cultura ecológica, una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance de la realidad actual (Laudato si (nº 111). El evangelio, ante las situaciones duras y difíciles, nos dice que ni marchemos a situaciones anteriores, pre-Covid, ni nos evadamos hacia adelante. ¿Qué nos ha enseñado la crisis actual?

Leí un libro perfectamente editado y de portada dura que no sólo era un primor desde el punto de vista de su formato, un libro de esos que hasta huelen bien y que pueden sustituir perfectamente a tu pistola debajo de la almohada, cuya última página rezaba así: “Este libro no contiene ninguna errita”. O sea, la perfección formal en estado químicamente puro echada a perder en el último milisegundo. Lo que significa que hasta el rabo todo es toro, y que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. Dicho más analógicamente, quien esté libre de erratas, que arroje la primera errita sobre el texto impoluto.

19. T.O. 2021 Jn 6,41-51

Conocemos que el pueblo se alimentó en la travesía del desierto del maná; “Pan sin cuerpo”, insuficiente, incapaz de alimentar. Jesús se propone a sí mismo como el que “alimenta”, “sacia” y consigue la “vida eterna”, pero hay que “creer en él”.

17. T.O. 2021 Mt 20,20-28 Santiago Apóstol

¿Es posible arreglar el orden de este mundo? Sí, sirviendo.

El orden de este mundo se arregla sirviendo. El Reino de Jesús no tiene otra perspectiva. El servicio, la misión evangelizadora, nace de la fe acogida, madurada y cultivada en el interior. ¿Por qué nos extrañamos de que la gente se marche? “Entre vosotros hay algunos que no creen”. “Señor, todos se están marchando”. “Jesús les dijo a los doce: ¿También vosotros queréis marcharos?”(Jn 6,67). El servicio a la evangelización sólo lo puede hacer aquel que ha hecho la experiencia del cambio de vida en su interior. Para los que no conocen a Jesús y sirven es iluminador y confortante el capítulo XXV de san Mateo: “os lo aseguro cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”.

Hubo un tiempo en el que no existía el tiempo. La ciencia actual nos dice que es inaccesible al análisis de la realidad incluso antes de llegar al pretendido tiempo cero, pero el hombre de ciencia sigue esforzándose en encontrar ese momento cero, momento primordial y que a buen seguro si llegase a encontrarlo tampoco se daría por satisfecho, no puede evitarlo, pues ya desde un principio, desde hace mucho tiempo, incluso desde antes que la ciencia fuese su nueva religión, ya se hacía la pregunta de qué existía antes de que existiese algo, presiente que hay un tiempo anterior al origen de su tiempo. Esto le evidencia que en su psiquismo hay una necesidad de trascender lo que el tiempo de su realidad le muestra. Precisa experimentar ese tiempo que en cierto modo presume que es el verdadero, que le da la garantía de una vida más consistente que la del tiempo que conoce y experimenta ya que éste siempre es experiencia de pérdida en su transcurrir, en su existir, es un tiempo desgarrado en tres tiempos inconexos e inestables en el que la presencia de uno demanda la muerte de los otros dos y como tal le deja insatisfecho, inseguro, a lo largo de toda su existencia.

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