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Esta Palabra se cumple hoy – Francisco Cano

La palabra que proclamamos hoy es de plena actualidad, se cumple hoy. Todo esto sigue sucediendo hoy.

Primero porque esta leyenda, parábola, relato… como lo queramos llamar, lo que muestra es, en primer lugar, que Jesús no es patrimonio de la comunidad cristiana, de la Iglesia; segundo, que su mensaje teológico, con su claro contenido, descubre: la crueldad del poder político cuando es absoluto y se siente amenazado; la colaboración entre el poder religioso y el poder dominante; el ensañamiento de los poderosos con los débiles; la fuerza de los débiles, su capacidad de aguante y resistencia, como Jesús y sus padres, para soportar más y mejor que Herodes; que el poder es cínico y engaña cuando le interesa, como Herodes, que engañó a los Magos; y cómo unos extranjeros fueron más generosos con Jesús que los poderes religiosos y políticos de su pueblo. Esto se cumple hoy, es de plena actualidad.

La Epifanía es la celebración de que Jesús es patrimonio de la humanidad, pertenece a los que no le conocen y a los que no creen que Jesús es un bien universal, que trasciende fronteras, credos y religiones, porque el cristianismo no es una religión. Jesús no vino a crear una religión más.

Unos magos de oriente se presentaron en Jerusalén preguntando, signo de la humanidad que busca, sin saberlo claramente. Necesitamos luces que marquen el camino, luces guías que orienten nuestros pasos que van y vienen sin rumbo fijo, voces que desvelen el sentido de nuestros discursos, conversaciones, comunicaciones… y que traduzcan el sentido profundo de nuestras palabras, que nos lleven a ir tras las búsquedas de cada día y a la toma de conciencia de que, tras las grandes búsquedas de masas, muchas veces hay una búsqueda de trascendencia que nos lleva más allá de la inmediatez, de nuestro presente tan frustrante (datos sociológicos). Estamos sometidos, cada vez más, a un impositivo análisis de la realidad marcado por la sociología, todo son datos y estadísticas de todo, a todas las horas, y nada se mueve sin que los sociólogos nos digan por dónde hay que ir. Estos análisis de mercado y políticos se trasladan también a ser criterio de discernimiento en el campo de la fe. Dios no está sometido a lo que la ciencia dice, pero tampoco es cierto que no va contra la ciencia. Jerusalén nunca fue lo que su nombre indica, pero siendo una ciudad como cualquier otra, humana y mundana, como las demás, se puede ver en ella la presencia de Dios, que desde nuestra realidad histórica nos invita a buscar más allá de la historia, demasiado humana, como si todo estuviera en manos de los hombres y nada en manos de Dios…

Vemos que este relato se pone de manifiesto como parábola de la vida en la que hoy, como ayer, la comunidad cristiana encuentra los criterios de discernimiento para caminar con una luz que no engaña: “hemos visto una estrella”. Quien vive su fe, quien vive en comunidad, presente en y con los pobres, lo experimenta cada día, pero también los que no creen y buscan con sincero corazón la justicia, la igualdad y la fraternidad.

Estamos ante una reflexión teológica de alcance universal: el nacimiento de Jesús. Esto afecta a toda la humanidad, a cada uno de los seres humanos que buscan, porque encontrando la estrella -la luz-, encuentran el sentido a su vida, y esto llena de inmensa alegría: “al encontrar al niño se llenaron de inmensa alegría”. Y cayendo de rodillas lo adoraron. Encontrar la luz, encontrarse con Jesús, es encontrar un proyecto que llena la vida, y esto es lo que nos une a todos y nos iguala: dar sentido a la vida y hacer que surja en nosotros una esperanza sin fin.

Veamos a Dios en lo más normal, sencillo y necesitado del mundo, así es el descubrimiento de unos buscadores inquietos y profundos, porque en realidad, en el fondo de nuestra profundidad inquieta e inquietante, está Dios.

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