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El Padre Manjón y los gitanos. Qué pena de historia, Dios mío – Carlos Díaz

Hasta ahora, pobres de nosotros, creíamos que el ingente, abnegado y culto trabajo de ayuda y de educación en favor de los más desfavorecidos por parte del Padre Manjón y sus Escuelas del Ave María, había tenido por objeto sacar de las cuevas a los niños gitanos del Sacro Monte de Granada y proporcionarles una educación capaz de convertirles en ciudadanos libres e iguales. Pensábamos que la extracción social de los alumnos que frecuentaban las Escuelas del Ave María, fundadas por el canónigo sacromontiano, luchaba contra la paupérrima condición de aquellos niños que habitaban en cuevas carentes de alimentación sana, a los que tenía que proporcionar comida en el colegio y educar intelectualmente dada su procedencia de familias sin educación, inmersos en un ambiente depauperadísimo.

Eso pensábamos hasta que llegó el gran investigador y sedicente profesor Martínez y mandó parar. En realidad “no ha sido ni es profesor de la Universidad de Almería”, aunque así parece presentarse él mismo en el panfleto antimanjoniano enviado a La Voz de Granada, así como en algunos otros medios de comunicación. Igualmente, dicha fuente universitaria atestigua que “el Sr. Martínez no ha publicado ningún artículo en revistas o libro relativo al Padre Manjón, ni consta en la base de datos SICA que recoge la producción científica de los investigadores andaluces. De rodos modos, ni conozco al profesor en cuestión, ni tengo la menor intención de juzgar su honestidad.

Lo importantes es que al fin hemos atrapado al criminal, al mismísimo Padre Manjón, monstruo genocida que protegido por detrás por el Concilio de Trento (1545-1563), y promocionado por delante por el generalísimo Franco1, pisoteó cruelmente la dignidad de la raza gitana, si bien no puede acusársele plenamente de haber sido el toro que mató a Manolete. Que a estas alturas semejante estilo de “investigación” se cimente sobre un odio irredento contra la Iglesia Católica, que según el autor “ejerce una evangelización fagocitadora de la cultura y de los modos de vida gitanos” después de la fundación del mundo, es algo que se desacredita por sí solo.

Esta fobia compulsiva viene acompañada en el libelo deconstructivo de Martínez por un anocronismo irredento. Resulta que, aprovechando “la agrafía de los gitanos, propia de un pueblo itinerante”, “los poderes públicos y las poblaciones que mantuvieron con ellos seculares relaciones conflictivas escribieron torticeramente sobre ellos” “no permitiendo realmente reconstruir su verdadera historia”. O sea que, al cabo de un proceso de aculturación los Calé fueron despojados de su lengua y de su memoria. Ahora bien, ¿quién pudo despojarles de lo que ellos mismos no tenían?

Los sádicos poderes públicos en comandita privaron también a los gitanos de la reconstrucción de su verdadera historia, y no sólo ellos, sino además las poblaciones con las cuales mantuvieron los gitanos eternas relaciones conflictivas “no permitiéndoles realmente reconstruir su verdadera historia”. Así pues, los culpables de sus desavenencias fueron siempre las poblaciones con las que convivieron tuvieron la culpa del “radical rechazo demonizador”. El etnocentrismo maniaco de semejante relato victimista se dirige también contra quienes ejercieron violencia “contra los judíos y contra los moriscos, y contra los negros”. Qué jeremiada.

Como no podía ser menos, esta argumentación trabucaire se basa en la exageración de las propias razones (usted no intenta ponerse a mi altura); en la disminución de los argumentos ajenos (eso son cosas de usted y de quienes piensan como usted); en la prolongación de las discusiones, desviaciones, minucias; en el amontonamiento y repetición incesante, incluso con las mismas palabras, en los mismos argumentos hasta la extenuación; en el desplazamiento en las comparaciones (realzando lo que es menos como si de lo más se tratase, y así casi hasta el infinito). Cuando Las cabezas no argumentan, embisten, Y entonces se es inapaz de entender textos manjonianos como los siguientes a lomo de su borriquilla repartiendo su vida y sus bienes entre los muchachos gitanos: “No consideremos al gitano como un ogro, sino como un hombre, con todos sus sentidos, potencias y valores individuales, morales y sociales, pero degenerados o atrofiados por falta de educación o educación torcida”. “La pedagogía y civilización humana, racional y cristiana lamenta el estado de la educación gitana y ultragitana, y enseñan que es problema de la educación es el más importante y trascendental de la vida para los individuos, familias y pueblos y en resolverle con acierto está el secreto de la salvación temporal y eterna”. “Hay clases sociales que no tienen tan mala fama y roban a diario muchísimo más que la clase gitana y más a mansalva. Tales son aquellos comerciantes, mercaderes e industriales que roban en el peso, en la calidad, en la falsificación de lo que miden, pesan mixtifican y expenden, haciendo pagar por entero lo mermado y escatimado y como auténticos y legítimo lo falsificado y adulterado, y sobre todo, en lo exagerado de los precios”. “Conviene para la estabilidad y fijeza de los ciudadanos que estos tengan casa propia y que sea indemne de tributos siendo de pobres y esté libre de embargos y confiscaciones. Si los gitanos tuvieran casa serían más ciudadanos y menos gitanos”. “¿Por qué los gitanos hemos de ser considerados como inferiores a los demás hombres? ¿No han concluido ya los privilegios de raza y sangre? ¿No somos todos iguales? ¿Pues por qué unos tienen tanto y otros tan poco? A todas horas se nos pregona la igualdad, y en el mundo sólo se ve desigualdades: unos comen y otros mueren de hambre, unos visten de seda y otros andan desnudos, unos viajan en auto y otros sobre malas bestias o a pie descalzo, unos mandan como amos y otros sirven como esclavos, unos siembran y labran la tierra y otros se comen el grano”. Para ser el año 1897 no estaba tan mal….

Paranoia descontextualización, Falta de cultura que desprestigia más que defiende al pueblo gitano suya representación se irroga. Conspiranoico: Farsa tendo en burro al Sacromonte con los niños gitanos. Siempre con subvenciones del gobierno. Se discute si fue el toro que mató a Manolete

El Concilio de Trento prohíbe casamientos gitanos sin autorización especial de los obispos, o les excluye de los gitanos del derecho de asilo que no permitía hacer presos en lugares sagrados. Al cabo de un proceso de aculturación los Calé fueron despojados de su lengua y de su memoria. ¿Quién pudo despojarles de lo que ellos mismos no tenían? ¡La Iglesia católica con sus poderes mágicos!

El gitano pueblo errante huyendo de las faraónicas plagas del Egipto de los faraones, “acusado de los más horribles crímenes sobre las haciendas de los poderosos, sobre la vida de los que los condenaban al hambre o sobre la sagrada fe que con la espada, el látigo y la horca defendían iglesia y nobleza”. “dictar las penas más duras, los sacrificios más sanguinarios, sobre unos hombres y mujeres que empezaron teniendo el delito de ser pobres, errantes y míseros”.

Detrás está el Estado donde el ilustre Heredia necesita justificar las subvenciones y los apoyos cuantiosos que recibe del Gobierno.

Manjón consideraba que los gitanos constituían una ‘raza’ degenerada y sin cultivar, tal como se desprende de su obra El gitano et ultra. Hojas de educación social et ultra del Ave María, publicada en 1921, donde se dice: “El gitano es un hombre y ciudadano en decadencia: lo es en la sangre, ideas, costumbres, instituciones, medios de vida y en todo su modo de ser, viviendo aparte de la sociedad culta y sin confundirse con ella, por lo que le considera como un inadaptado y no asimilable al modo de ser del mundo civilizado, respecto del cual es un extraño, un acivilizado, un ser extrasocial, una verruga que hasta ahora no ha podido extirparse”. El libro gira en torno a la idea de la existencia de tres tipos de personas: los gitanos –cargados de defectos “por su raza”–; los “ultragitanos” –socialistas, anarquistas republicanos, laicistas..., que toman los defectos de los gitanos por libre elección–; y los auténticos cristianos y españoles.

Sería largo enumerar las numerosas citas manjonianas de las que se desprende un feroz antigitanismo: “Es la raza gitana una raza eminentemente embustera y engañadora, hasta el punto de parecer en ella la mentira ingénita. Desde que nacen aprenden a mentir y hasta que mueren no cesan de engañar”, “una raza innoble, por la aduladora y mendaz, y ninguna confianza inspiran ni sus palabras ni hechos”. “En el gitano predomina el individualismo más exagerado: las palabras humanidad, patria, religión, civilización, cultura y otras, carecen de sentido para él; de la sociedad sólo conocen la familia y algo de la tribu, pero salvo siempre el yo, un yo brutal, un egoísmo animal, un liberalismo salvaje, parecido al que nos regaló e inventó la sociología de Juan Jacobo y compañía. Tienen los gitanos alma como nosotros, pero más animalizada o menos espiritualizada; tienen corazón, pero sin sacrificarse por ellos, pues a la sociedad toca mantenerlos, a ellos engendrarlos y explotarlos; tienen los varones mujeres, pero con la obligación de mantenerlos; tienen las hembras varón, pero para darle de comer y fumar y visitarle y regalarle, si cae preso; tienen talento natural, pero sin elevaciones ni abstracciones e ideas generales, sólo para lo individual, singular y concreto, para la sagacidad de la zorra y el negocio; tienen amistad, pero sin sacrificios, para explotarla, no para servirla; tienen amor sexual y poco más que sexual, al formar pareja, que eligen sin esperar consentimiento de padres ni formalidades civiles ni religiosas; tienen ocupaciones fáciles y móviles, como el esquilar bestias y tratar en ellas, y el de hacer cestos y vender trapos. Algunos son carniceros, herreros en pequeño y trabajadores del campo, pero los más son merodeadores y parasitarios. Cuando saludan, piden; cuando no hay presencia de amo, toman; cuando toman, mienten; cuando vienen los guardias, huyen; y están más a gusto en chozas que en palacios, en cuevas que en casas, en el campo y la selva que en la ciudad; son hombres que en todo han venido a menos, y esta pobreza o depauperación se ha hecho en ellos hereditaria. La raza gitana es una raza humana degenerada”. Por último, y como muestra de la repercusión de sus ideas en la sociedad actual, concretamente en el campo educativo, hemos de hablar de su responsabilidad en cuanto a la inculpación étnica y paternalismo que impera aun hoy día, y que atribuye al gitano toda la responsabilidad y culpa de la situación en que se encuentra en la sociedad, pues consideraba que se automarginaba y despreciaba la educación, eludiendo toda posibilidad de convertirse en miembros útiles, causa por la que era preciso adoptar una estrategia basada en una especie de tutela, para en sus propias palabras, “conllevarles”, y convencerles de que abandonasen su forma de vida, con lo que se lograría la completa aculturación que durante tantos siglos había fracasado.

Frente a las virtudes de Manjón, “No consideremos al gitano como un ogro, sino como un hombre, con todos sus sentidos, potencias y valores individuales, morales y sociales, pero degenerados o atrofiados por falta de educación o educación torcida” (p.8). “La pedagogía y civilización humana, racional y cristiana lamenta el estado de la educación gitana y ultragitana, y enseñan que es problema de la educación es el más importante y trascendental de la vida para los individuos, familias y pueblos y en resolverle con acierto está el secreto de la salvación temporal y eterna” (p.24). “Hay clases sociales que no tienen tan mala fama y roban a diario muchísimo más que la clase gitana y más a mansalva. Tales son aquellos comerciantes, mercaderes e industriales que roban en el peso, en la calidad, en la falsificación de lo que miden, pesan mixtifican y expenden, haciendo pagar por entero lo mermado y escatimado y como auténticos y legítimo lo falsificado y adulterado, y sobre todo, en lo exagerado de los precios” (p.94). “Conviene para la estabilidad y fijeza de los ciudadanos que estos tengan casa propia y que sea indemne de tributos siendo de pobres y esté libre de embargos y confiscaciones. Si los gitanos tuvieran casa serían más ciudadanos y menos gitanos” (p.101). “¿Por qué los gitanos hemos de ser considerados como inferiores a los demás hombres? ¿No han concluido ya los privilegios de raza y sangre? ¿No somos todos iguales? ¿Pues por qué unos tienen tanto y otros tan poco? A todas horas se nos pregona la igualdad, y en el mundo sólo se ve desigualdades: unos comen y otros mueren de hambre, unos visten de seda y otros andan desnudos, unos viajan en auto y otros sobre malas bestias o a pie descalzo, unos mandan como amos y otros sirven como esclavos, unos siembran y labran la tierra y otros se comen el grano” (p.129).

Paranoia descontextualización, Falta de cultura que desprestigia más que defiende al pueblo gitano suya representación se irroga. Conspiranoico: Farsa tendo en burro al Sacromonte con los niños gitanos. Siempre con subvenciones del gobierno. Se discute si fue el toro que mató a Manolete.

Así al menos lo defiende embozado en el manto de armiño de….. Heredia de la Fundación del pueblo romaní. Manjón autor realiza una descripción, no justificación, muy dura y concreta, del modo de vida de este colectivo en aquel momento histórico.

1 Como si el Padre Manjón hubiera sido fundador de la Falange y consejero espiritual de Franco, la buena fama de Manjón se debería a que los responsables educativos del franquismo, en su afán por borrar cualquier atisbo de la República e instaurar en su lugar el nacionalcatolicismo, hicieron de él un personaje mítico, para lo que ocultaron sus planteamientos más reaccionarios y antigitanos, impregnándole en cambio, de toda una gama de virtudes humanas y pedagógicas, convirtiéndole en un pionero de la Escuela Nueva.

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