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La auténtica logoterapia – Francisco Cano

Somos miembros de una sociedad enferma, en un planeta enfermo de gravedad

23. T. O. 2021 Mc 7,31-37

No es este el lugar para hacer una descripción política, social, económica, espiritual, sólo señalar que, en medio de este contexto del shock pandémico, subyacen tres grandes crisis: divorcio poder-política (llegada al poder de movimientos xenófobos y populistas); crisis social por la desigualdad del planeta, (concentración de la riqueza en pocas manos); crisis ecológica (fruto de un modelo de consumo y producción). Ante esta realidad nos preguntamos qué tiene que decir el evangelio como Nueva y Buena Noticia para todos los hombres y todos los tiempos. El Papa Francisco aboga por una cultura ecológica, una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance de la realidad actual (Laudato si (nº 111). El evangelio, ante las situaciones duras y difíciles, nos dice que ni marchemos a situaciones anteriores, pre-Covid, ni nos evadamos hacia adelante. ¿Qué nos ha enseñado la crisis actual?

Vivimos en una sociedad paganizada. Jesús-nos narra Marcos-, está haciendo el trayecto por áreas limítrofes de Galilea, Tiro y Sidón, de cultura fenicia y la Decápolis, que es zona de influencia helenística (misión pagana). ¿No estamos acaso viviendo en puro y duro paganismo? No parece fácil explicar y entender lo que hace Jesús. ¿Acaso no necesitamos un cambio radical de paradigma, es decir, pasar de la comprensión nacional a la visión universal del ser humano? Esta está puesta aquí de manifiesto por Jesús. Y este cambio lo hace visible cuando le presentan a un sordomudo. Le traen a un sordo (adducunt ei surdum, et mutum), este no escucha la nueva palabra y tiene la lengua impedida para poder expresarse. Es un enfermo. ¿Qué se nos quiere decir? Es el signo de aquellos que no entienden y prefieren mantenerse en sus esquemas caducos, escuchando sus palabras y razones, y así seguimos hoy en este planeta tierra.

¿Por qué decimos que está enferma esta sociedad? Por estar enferma de comunicación, no puede dialogar de verdad. Sólo quiere escuchar lo sabido, se resiste a aceptar el cambio, y si habla es para dominar a los demás. Sí, somos esclavos de nuestra propia mudez y sordera (no logramos entender lo que nos dicen, no podemos decir lo que no entendemos). Esto quiere decir que vivimos encerrados en una doble distorsión del lenguaje (de la escucha y el habla). Es el hombre cautivo de su propia soledad hecha silencio.

Estamos enfermos de soledad, pero no estamos completamente solos, el evangelio dice que algunos le llevan a Jesús y le ruegan que le imponga las manos; pero hay un pero que es importante: está enfermo de sordera y lo reconoce, en contra de los que nos creemos sanos y no escuchamos, y así decimos lo que queremos. Para entender el evangelio hay que abrir los oídos y la lengua.

¿Cómo lo hace Jesús? Toma al enfermo en privado, lo separa de la muchedumbre y así destaca el contacto directo. Este enfermo no ha tenido hasta ahora atención personal. Jesús se acerca y lo toma consigo, lo trata como hermano o amigo, ahí está la terapia de cuidado en la cercanía y la logoterapia, conversación para librarlo del mal que Dios no quiere. ¿Qué es la logoterapia, o mejor, cómo debe ser para ser liberadora? Jesús lo hace metiendo sus dedos en el oído sordo, como diciendo que no tema las voces que llegan, que no rechace la palabra, que no encierre su vida en el miedo amargado.

¿Qué nos dice el sordomudo a los hombres de esta sociedad? Que somos miembros de una sociedad enferma, sin acceso a la palabra. Jesús quiere abrir con el dedo el oído del sordomudo para que escuche, he aquí la logoterapia auténtica, para que escuche. No se trata de lo que nosotros queremos oír sino de lo que Jesús quiere comunicarnos. Se trata de tocar. Toca también la lengua del mudo con su propia saliva. “La saliva es signo íntimo de la fuerza personal del ser humano, del cariño que cura, del beso que enriquece y vincula a los amantes” (J. Pikaza).

Lo que desea Jesús es hacer una logoterapia total: a una lengua muda la fortalece con su palabra y con ella transmite Jesús al enfermo, a nuestra sociedad enferma, su más hondo mensaje: que no tenga miedo, que escuche y confíe en los otros. No estamos en terapias de psicología, que son necesarias, estamos ante la terapia de Dios: Jesús mira al cielo, suspira (suscipiens in caelum, ingemuit) y dice: ¡Que se abra! Que se abra, evidentemente, el cielo (Dios), ofreciendo la gracia al enfermo, y que se abran sus oídos y lengua cerrada. En este gesto sanador, de logoterapia auténtica, se ve la acción sanadora que se condensa en este ruego de Jesús que actúa ante la realidad como creador de vida.

Hemos dicho que vivimos en una sociedad enferma y el sordomudo lo refleja porque encierra al ser humano en su silencio, impidiendo escuchar y decir, comunicarse. Y cuando la persona humana no puede escuchar, no puede hablar y comunicare y ahí se manifiesta la enfermedad que padecemos, acentuada por el Covid y por el pre-Covid. El gesto no es magia, sino ritual de comunicación, porque el enfermo es signo de una humanidad que no ha tenido acceso a la palabra, haciéndole puro espectador donde otros piensan y deciden por él. Este es el engaño del paganismo actual que nos impide escuchar la voz de Dios. Jesús quiere sanarnos de la enfermedad para hacernos hombres solidarios, vivientes con palabra.

Sigamos trabajando para curar tantas enfermedades producidas por falta de comunicación, necesitamos abrirnos a la comunicación para vivir en un diálogo fecundo en el ámbito de la comunidad, de la Iglesia. Que todos podamos acceder a la palabra liberadora, sanadora; compartamos el don de la palabra, de la casa y del pan, para esto la comunidad ha de ir a abrir los oídos y la lengua a los hombres.

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