Artículos

Somos una comunidad en tormenta, acompañados por Jesús que duerme - Francisco Cano

12. T. O. 2021 Mc, 35-41

Vivimos en tormentas vitales, buscamos signos, pero la fe no se alimenta de signos, sino de la fe en Jesucristo. ¿Buscamos al Dios de los milagros, o el milagro verdadero: la fe?

El evangelio de Marcos nos muestra que Jesús no es un desconocido. Jesús ha ido llamando, no de manera externa, sino que une a los hermanos por la fuerza de la unidad y la comprensión profunda de las parábolas, y de esta forma se reúne la comunidad. Somos familia de Jesús, por la palabra que todos entendemos y compartimos, en crecimiento fraterno.

Jesús comienza una travesía difícil: “pasemos a la otra orilla”, que le lleva al otro lado del mar, y lógicamente el mar se encrespa y la barca eclesial se ha de enfrentar a la tormenta. ¿Qué hace la comunidad de seguidores en la tormenta? Llama a Jesús y Él responde despertándose y mostrando su poder a los que estamos y nos sentimos amenazados. Si nos quedamos en casa encerrados, los riesgos no surgen, pero si salimos a lugares desconocidos y “pasamos a la otra orilla”, sabemos que tenemos que asumir el riesgo, pero no estamos solos.

Jesús decide pasar al otro lado, donde viven los paganos de Decápolis, es un dato a tener presente, están cerca, pero sus gentes son lejanas, distintas por cultura y religión. Este es el comienzo de una gran marcha que no ha sido interrumpida a través de los siglos. ¿Estamos dispuestos a llevar la semilla a tierra de paganos? ¿Qué paganos? Nosotros parece que le decimos a Jesús: “nos has embarcado en esta misión y tú duermes, ¿es que no ves la tormenta?” Cuántos a lo largo de su vida dicen: nos hemos embarcado, nos hemos fiado porque tú nos has dicho: “pasemos a la otra orilla”, y ahora nos sentimos abandonados. Es evidente que en el transcurso sufrimos tormentas, esto no nos extraña mucho, pero que él duerma se nos hace dificultoso admitir, porque ha sido Él quien nos ha embarcado y nos deja que suframos ante el riesgo.

Gritamos: ¡Jesús!, ¿es que no te enteras de que estamos naufragando? Pero es tal el grito de miedo que damos, que lo despertamos. Somos comunidad amenazada, familia que experimentamos el miedo, sin cimientos permanentes, que seguimos a un Maestro (didaskale así le llaman Mc 4,38) que duerme.

La barca en la que estamos es débil, frágil, azotada entre el viento exterior y el miedo interior. No estamos con Jesús, como en otros momentos, junto a Él. escuchándole, en círculo, de forma agradable. Ahora luchamos contra el mar, solos, aislados del mundo.

¿Qué hace Jesús? Se eleva y responde ordenando al viento, diciendo al mar: ¡Calla y sosiégate! “Venid a mí los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré”. Se calman y hacen la travesía. Y les increpa suscitando una relación tensa ¿aún no tenéis fe, cobardes? Ha encontrado fe en los camilleros, en la hemorroisa, en la sirofenicia, en el padre del enfermo, en el ciego, y ahora se encuentra con que sus discípulos son miedosos.

Es fe de pascua que cura y salva, supera la tormenta y crea vida, es fe que nos permite, como comunidad, pasar al otro lado, a la tierra de paganos. Con esta fe todo es posible. Ella es el principio de vida, es el milagro verdadero, fuente de misión para todos nosotros que seguimos a Jesús. Sólo la fe permite superar la travesía de muerte.

Es Jesús el vencedor de los riesgos del mar (de la muerte), el que quiere que los suyos crean decidiéndose a pasar al otro lado. ¿Te has decidido o estás con miedo, sin dar el paso? Por esto Jesús hoy te pregunta: ¿Aún no tienes fe? Jesús va revelando su autoridad ante los fenómenos naturales y la autoridad de su Palabra posibilita la relación con Él, pero es una relación que crece en diálogo conflictivo.

Estemos atentos a lo que ha sucedido entre nosotros, para que al menos no vuelva a suceder (diálogo conflictivo, pero entre nosotros, no en y con Cristo que nos acompaña y está en medio de nosotros), y si vuelve a suceder estemos despiertos para descubrir que no estamos en la comunidad para dar opiniones religiosas, la última lectura que hemos hecho, etc. sino la fe. Porque hoy de lo que se trata es de compartir la fe, en medio de las tormentas que la comunidad sufre, que son vitales, sociales, políticas, económicas y relacionales. Esta experiencia ha sido muy fuerte, real y clara en la comunidad. Tenemos que pensar en Cristo, desde su Palabra y su vida, para que Cristo manifieste su verdad a través de nosotros, porque la referencia es Él, que nos acompaña aunque esté durmiendo en la popa, dormido sobre un cabezal.

Share on Myspace