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La nueva actitud civilizatoria – Emmanuel Mounier

“Un grupo Esprit1 es ante todo una amistad, fundada sobre un máximo de exigencias comunes entre gentes de formaciones, confesiones y obediencias diversas, pero de acuerdo con un cierto clima espiritual y en una línea de realizaciones temporales. Este clima y estas posiciones se encuentran definidas en la obra Revolución personalista y comunitaria. Así centrado, un grupo Esprit no se forma por reclutamiento difuso y unión inorgánica, sino por irradiación de un núcleo sólido, de persona a persona.

Las desviaciones -parloteos sin compromisos precisos, obstrucción por parte de los charlatanes, los parásitos, los arribistas- sobrevienen generalmente cuando se ha omitido formar o consolidar ese núcleo central. Dos, tres, cuatro, seis amigos agrupados por una inclinación espontánea, pero tratando de profundizar sin cesar la intimidad de su colaboración, viéndose frecuentemente fuera de las reuniones organizadas y tomando en las manos, con un desinterés completo, la vida del grupo. Este núcleo no puede cerrarse en ningún particularismo, sino abrirse a toda profunda amistad nueva. El responsable debe adivinar las afinidades entre los diversos miembros del grupo, poner en relación a quienes pueden familiarizarse más asiduamente entre sí, discernir sin bruscas indiscreciones lo que cada cual pide sin expresarlo siempre, facilitar todos los contactos que desarrollarán la vida interior del grupo. Distribuirá servicios materiales en que cada uno demostrará su afecto a todos. Una elección flexible de formación y de trabajo se operará así en las reuniones privadas. Parloteadores, arribistas, o bellos actores se marcharán por sí mismos cuando se les pidan servicios humildes y contrarios a sus ‘facilidades’. El tono mismo de la reunión es importante. Ninguna reunión mundana, es evidente, deberá hacerse bajo el signo del grupo. La misma reunión regular deberá ser lo menos posible una taza de té, hay que ir del trabajo sólido directamente a la franca camaradería sin constricción.

Teniendo por misión el grupo preparar en un receptáculo común el renacimiento interior y la reagrupación de las diversas familias espirituales, culturales y políticas, no debe negar su carácter ‘pluralista’; evitando presentar en el azar del primer reclutamiento un solo rostro político, confesional o social, asumirá como deber muy estricto el de penetrar, y sin demora, todos los medios en que podamos tener amigos, asegurar una libertad de expresión muy grande de cada uno, sin pudor, sin constricción, a fin de que ninguno se sienta disminuido; en el mismo espíritu, no estorbar o despreciar la acción ambiental que cada cual pueda tener fuera del grupo para proyectar allí nuestro espíritu común, multiplicar nuestra acción real, y satisfacer su exigencia de cumplimiento personal, sin cerrar el grupo sobre sí mismo y teniendo siempre voluntad de airearlo, renovarlo, flexibilizarlo. Insisto en esta renovación. No permanece vivo más que lo que se recrea sin cesar. Cada grupo pasará, como pasamos nosotros mismos, por periodos de languidez o de inercia, o de crisis.

El núcleo sostiene al grupo, el núcleo a su vez irradia sobre el exterior. La división de las reuniones regulares en dos categorías, cerradas y abiertas, permite la difusión, el reclutamiento de los elementos nuevos, y la crítica exterior, siempre fecunda, sin por ello desvertebrar el grupo. Esta reunión, abierta a condición de estar bien preparada por los trabajos interiores del grupo, que debe enviar allí responsables suficientemente formados, tendrá un valor de testimonio que no puede ofrecer una perpetua tribuna libre. Será anunciada por la prensa, por avisos en diversos lugares públicos, por las relaciones personales, etc. Para evitar todo peligro de inconsistencia, los miembros activos del grupo deben comprometerse en actos no ilusorios, como a veces lo son las palabras y los entusiasmos. Si tal debe ser la preocupación primordial del grupo, todo aparato definitorio de deberes y todo formalismo distinguiendo los puros, los menos puros y los impuros deben ser evitados como el fuego. Se piden personas que se comprometan; sólo una atmósfera de libertad, de holgura y de confianza, así como un respeto de los caminos singulares, asegurarán que la persona se compromete realmente y no se evade en la buena conciencia de algunos gestos”.

1. Colaboración espiritual

a. Esprit no es un círculo de cultura, sino un hogar de amistad; no aspira a amueblar ocios, sino a comprometer vidas. Esprit es una comunidad.

b. La vida de los grupos de Amigos de Esprit se organizará según las posibilidades y el fervor de cada cual. Como mínimo, pondrá en relación en una misma ciudad y en su vecindad a quienes tengan al menos en común una simpatía firme por las ideas que nosotros defendemos. Lo más que se pueda, se constituirán en grupos de estudio con reuniones regulares. Los temas de estudio se dejan a la libre vocación de cada grupo. En todo caso, interesaría que conectasen con el trabajo de la revista mediante el estudio crítico de los números aparecidos, la preparación de los venideros (sobre todo de los especiales, cuya temática se anunciará con antelación), la búsqueda de nuevas colaboraciones.

c. Los Amigos de Esprit no constituyen un partido intelectual destinado a la elaboración de un dogma común. Siendo la satisfacción y la facilidad los peligros permanentes del pensamiento de un grupo cerrado, será bueno convocar frecuentemente a título de invitados a adversarios caracterizados de nuestras posiciones con el fin de limpiar nuestras discusiones de lugares comunes y de prejuicios, para centrarlas en los debates esenciales.

d. Los Amigos de Esprit se mantendrán en estrecho contacto con los grupos políticos, sociales, profesionales o económicos que trabajan en nuestro sentido, a fin de irradiar allí nuestro espíritu.

2. Colaboración material

Los Amigos de Esprit asumen la tarea de asegurar la difusión que la revista no podría obtener de los servidores del Dinero. Trabajaran individual o comunitariamente con los medios siguientes:

a. Reclutamiento de los abonados. Los miembros del grupo buscan en sus respectivos ambientes y relaciones posibles abonados en su región. A tal efecto nos piden aquellos números que mejor concuerden con las preocupaciones de sus destinatarios. Nos comunican los nombres y las direcciones de las personas a quienes ellos no pueden llegar directamente, sea en su región, sea en sus relaciones ajenas, recordando siempre la superioridad de una presentación personal, por carta o mediante visita, sobre el envío anónimo. Se encargan en su caso de cobrar y enviarnos los abonos.

b. Colaboración financiera permanente. Ninguna revista de opinión puede subsistir sin recursos suplementarios a los abonos y ventas por cada número, sin que la sostenga una Editorial, subvenciones, suscripciones, etc. Esprit se edita por sí misma, por ende, cada año necesita completar su puesto con una importante suma. Además, se abre una suscripción permanente destinada a enjugar el déficit anual hasta que la revista haya alcanzado el techo normal de sus abonados; posteriormente, a extender su radio de acción. Los grupos locales se encargarán de suscitar y recoger las colectas y las suscripciones individuales.

 Compromiso testimonial

a. El acuerdo cada vez más estrecho entre vida personal y convicciones conlleva emplear el máximo tacto en las sugerencias mutuas: sólo una amistad avanzada lo autoriza, en el bien entendido de que un desacuerdo escandaloso entrañaría automáticamente la exclusión del grupo.

b. La acción de formación jamás acaba. Tenemos que llevar a las reuniones estudios precisos, trabajados, pidiendo a cada uno en la medida de lo posible hablar de aquello de lo que tiene experiencia concreta, a fin de evitar las fantasías ideológicas. Algunos de nuestros grupos han reservado en sus reuniones una parte al testimonio personal: delicado en su forma, acostumbra a nuestros amigos a no refugiarse tras las doctrinas, a conceder tanto interés a la línea de una experiencia personal como a cualquier proyecto teórico; el resto no es sino preparación para este fin.

c. Técnicas de acción. Se acostumbra a reservar el nombre de grupos de acción a los grupos que se proponen directa y exclusivamente la acción política. Debemos reaccionar contra este estrechamiento. Empero, la urgencia de la miseria y la dureza de la opresión convierten hoy a la acción política en especialmente necesaria: no se trata de luchar por el poder, sino, mediante las varias vías necesarias, de salvar al hombre. Son técnicas de los medios espirituales. Por ejemplo, ¿cómo luchar contra la mentira de la prensa?, ¿qué abstenciones son posibles para un trabajador, un pensionista, un patrón, un funcionario, respecto del desorden capitalista?

d. Contribución voluntaria y prestación de servicios. El sacrificio material sentido como privación es la única prueba de adhesión. Ni las palabras, ni el entusiasmo, ni la adhesión intelectual son por sí solos formadores y reveladores del compromiso de la persona. Cada cual procederá por ello a una reconsideración de su contribución económica y asignará al movimiento una contribución voluntaria que significará para él un sacrificio real. La contribución mínima es el abono a la revista.

e. Reglas:

- Subordinación de la actividad política a las actividades más esenciales del hombre: vida personal, comunión concreta con los hombres, cultura.

- Lucha contra los procedimientos tradicionales de la política moderna, que son: expulsión de la vida privada por la pública, o ruptura entre ambas; uso sistemático de la mentira, del odio, de la violencia sumaria y de la corrupción; mantenimiento del facilismo mediante adhesiones sin compromisos, entusiasmos sin pruebas, opiniones no maduradas, formas todas de evadirse en la buena conciencia colectiva de un partido.

- No apoyar nunca a quienes, conscientemente o no, están al servicio del mundo del dinero, pues, cuando defienden valores espirituales, la caricatura que -conscientemente o no- encarnan, la confusión que crean, son peores que la hostilidad. Sabemos que los valores espirituales se viven, en general, mejor perseguidos que protegidos por los poderes.

- Desconfianza de todo partido político que no preste atención a aquellos que están en la miseria; compromiso de no servir jamás a aquellos que, sean cuales fueren, se aprovechen de la miseria. El problema político central es el problema de la miseria. Un movimiento político se desvía si no cuenta con la adhesión del pueblo auténtico, de los oprimidos.

1 Hablamos de los grupos personalistas y comunitarios de la revista Esprit fundada por Emmanuel Mounier en orden al establecimiento de un orden societario rigurosamente nuevo.

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