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¿Qué es del César? - Pedro Zabala

Narra el Evangelio que fueron a tentar a Jesús con una pregunta capciosa. ¿Es lícito pagar tributo al César? Si su respuesta hubiese sido negativa, le acusarían de traición al César. Y en caso de ser positiva, de deslealtad a Israel.

La habilidad de Jesús fue notoria. Les pidió que le enseñaran la moneda con la que se pagaba el tributo, el denario. Y les pregunto de quién era la efigie y la inscripción que figuraba en ella. Del César, le respondieron. Pues dad –o como prefieren los expertos, devolved– al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

Hoy tenemos que formular radicalmente la pregunta. ¿Qué tenemos del César que hayamos de devolverle? La respuesta no es baladí, para cualquier persona de buena voluntad y, sobre todo, para quien quiera seguir al Maestro de Nazaret.

Lo primero que tenemos, inculcado por todos los césares de este mundo, es miedo. En forma brutal –en las tiranías– o sibilina –en las pseudodemocracias que padecemos– nos lo han inoculado.

Gracias al miedo que nos paraliza y nos impide pensar críticamente han accedido al poder y se mantienen en él. Lo sorprendente es que si llegamos a perderlo, nos daremos cuenta –como en la fábula del rey desnudo– de que quienes tienen auténtico miedo de nosotros son ellos, los poderosos. Miedo a que despertemos y veamos su desnudez.

La segunda cosa que hemos recibido del césar es nuestra sumisión. Somos vasallos, no ciudadanos libres, vivimos de rodillas, esperando que no nos castiguen y que nos colmen de prebendas, si aceptamos su dominio esclavizador.

Y la tercera es nuestro individualismo suicida. Solo pensando en nuestro bien-estar, y, todo lo más, el de los nuestros, de nuestro pequeño círculo cerrado y excluyente.

Y por último, la necesidad de un chivo expiatorio al que culpar de los males que nos aquejan y al que odiar. Los césares nos señalan quiénes son los responsables de nuestras desgracias personales y colectivas contra quienes dirigir nuestra indignación, nuestra furia y hasta la violencia.

¿Quiénes son los césares que así impiden nuestra libertad? No son solo los gobernantes políticos, sino sobre todo, los grandes tiburones económicos, dueños de los medios de comunicación que manejan a aquellos como a títeres.

Para ser personas libres y responsables, la segunda parte de la frase de Jesús «dad a Dios lo que es de Dios», es clara. Y ¿qué es lo que Dios nos dio? Nuestra capacidad de amar, de elegir el bien, de resistir al mal, de com-padecernos de las víctimas, de construir una sociedad fraterna.

¿Qué elegimos? ¿Pagar al césar o trabajar por el reinado de Dios?