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COVID19: El gobierno y las moscas de san Narciso - Luis Ferreiro

Las guerras y las epidemias nunca se han llevado bien. Hay cientos de historias que narran la tragedia de un ejército que, a punto de vencer, resultó derrotado por una plaga, de guerras que se acabaron por la peste, de ciudades sitiadas que vieron retirarse a sus sitiadores, víctimas de una epidemia. De ahí que el lenguaje bélico del gobierno sea del todo inapropiado.

Historia y leyenda de S. Narciso, un aviso…

Uno de estos casos es que el narra la leyenda de las moscas de san Narciso. Este santo del siglo IV fue obispo de Gerunda, ciudad de la provincia Tarraconense de la Hispania romana, hoy Gerona, o Girona en catalán. Narciso y Félix (S. Narcis y S. Feliu para los catalanes) fueron martirizados en el año 307. El cuerpo incorrupto de S. Narciso, descubierto siglos después, fue sepultado en la iglesia de S. Félix y pasó a ser el patrón de la ciudad.

Siendo Gerona parte del reino de Aragón, el rey Pedro III fue excomulgado por el papa francés Martín IV, con lo cual los vasallos del rey se veían libres de la obligación de lealtad a su señor. Así era la ideología de la época. El rey francés Felipe III el Atrevido tenía las manos libres y puso sitio a Gerona en 1285, sin embargo, la ciudad resistió a los franceses mientras pudo. Al fin los soldados franceses entraron en la ciudad y en mala hora profanaron el sepulcro de S. Narciso. Según la leyenda salió de él un ejército de moscas verdes y azules que picaron a los franceses y a sus caballos, muriendo a miles, incluido el rey, quedando sólo un tercio de la tropa, que tuvo que emprender una ominosa retirada.

Siglos más tarde, se repitió el sitio de Gerona a cargo de los ejércitos franceses de Luis XIV. Corría el año 1653 y el rey gabacho quería apoderarse de Cataluña, que ya había tenido suficiente con 11 años bajo soberanía francesa. Otra vez el ejército de moscas la emprendió con los franceses, aunque esta vez sólo con sus caballos, pero fue suficiente para que comprendieran que nunca debían haber cruzado los Pirineos. Por cierto, sin duda mosqueará a los nacionalistas que no conste ningún ataque de los dípteros a los españoles.

para un gobierno narcisista…

Pues bien, la mayoría de los españoles, sitiados desde hace más dos meses por un gobierno incompetente, siente zumbar la mosca detrás de la oreja, cuando se les amenaza con la continuación de la detención domiciliaria hasta el mes de julio. A muchos nos parece que el objetivo ya no es el control de la epidemia, sino el ejercicio incontrolado del poder, y quizás para imponer cómodamente los objetivos de este gobierno, si es que los tiene más allá de disfrutar del mando. Y algunos tenemos claro que el confinamiento generalizado no correspondía a una necesidad sanitaria, tanto como a encubrir las grandes torpezas, las burdas mentiras y la impericia de este gobierno.

La fisiognomía revela aquí más que la ideología: basta comparar el patetismo del rostro del ministro de sanidad con el rostro ufano del presidente. Vemos a éste como a un Narciso no santo con aires de caudillo, con tal ambición y gusto por el poder, que parece paladear la situación con verdadera fruición. Semejante personaje, al expresar que necesita un estado de alarma, con recorte de libertades, y continuación del estado de sitio, para gobernar eficazmente, no se da cuenta de que con ello está exhibiendo su manifiesta inutilidad, ya demostrada en estos meses, para ser presidente de una democracia. Era la ocasión para demostrar madera de verdadero estadista, pero la ha dilapidado, y más bien lo ha sido para enseñar la patita autocrática.

Por tanto, si el señor presidente no sabe gobernar de otra manera, debería dimitir, y como la única virtud que se le conoce es su feminismo, podría tener la genialidad de dejar paso al primer gobierno español presidido por una mujer, a una Ángela Merkel española. Para él sería la mejor forma de pasar a la historia. La trifulca de esta semana a cuenta del mercado laboral -que se puede reformar, claro que sí, pero democráticamente, no con el juego sucio y el abuso de poder- ha demostrado que Nadia Calviño podría sustituir a su jefe con ventaja.

a punto de atraer a las moscas

Lo mejor sería que la democracia tuviera un mecanismo de veto para tales personajes y, sobre todo, que la izquierda encontrara una vacuna para evitar estas infecciones de caudillismos y paternalismos redentores, que nos hacen sentir tratados como a menores de edad a los que hay que tutelar. Por mucho que en España la izquierda tenga indulgencia y que algunos comentaristas áulicos se esfuercen en glosar las virtudes de este gobierno, ya no se puede disimular el tufo autoritario mezclado con el olor a ruina.

¿Podrá todo un pueblo antaño tan bravo mantenerse narcotizado? Es de temer que sí, pero ¿y si descubre su dignidad? Entonces la hartura del pueblo se convertirá en severo mosqueo rondando al gobierno, las sonrisas autocomplacidas se helarán, las palmas se convertirán en puños cerrados y los rostros pacientes se volverán amenazantes. Tiemblen entonces los políticos de opereta de diestra y siniestra.

Las moscas se agitan ya en los tribunales, pues alguien tendrá que responder de la tardanza en tomar medidas sanitarias, de la mala gestión, de la muerte de miles de ancianos, de la falta de protección de los sanitarios y de otras muchas cosas.

Las moscas de la derecha dura ya han salido, pero no van a ser las únicas, diga lo que diga el CIS, muchas otras están despertando desde todos los rincones ideológicos, atraídas por el soportable hedor autoritario que emana del gobierno.

No queda más que invitar a todo el piense así a unirse al batallón de moscas de S. Narciso contra el gobierno sitiador, inútil y autoritario. Justa vacuna contra gobiernos narcisistas.