COVID19: ¿Quién habrá que los pueda acompañar de cerca? - Joaquín Tapia

Querido Carlos:

En esta mañana de este sábado santo del silencio absoluto (nada ni nadie parece querernos decir nada de nada, ni de nadie), he querido tenerte especialmente a ti presente en mi oración esta mañana. Oración que, por cierto, ha sido y es totalmente silenciosa y hasta oscura: «que bien sé yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche». Tú me has hecho presente a Marcelino (no sé si sabes que Marcelino me confesó personalmente que hacías ‘la filosofía’ que a él le hubiera gustado hacer) de una peculiar manera. Por eso mismo, tengo que agradecértelo con unos interrogantes. Es mi dolor de hermano también herido por este peculiar ‘virus’ de la estupidez humana que nos inunda.

Si los pobres e indigentes reales, si los ‘vulnerables’ –que ahora así se dice– no están con Dios, ¿quién habrá que los pueda acompañar de cerca?

Esta estúpida ‘piara de analfabetos integrales’ que se está empeñando en dirigirnos hacia sus peculiares abrevaderos ideológicos, ¿no tendrá valor para dejarnos, al menos, la libertad de beber y apelar al Dios débil, al Dios impotente, al Dios del sepulcro vaciado y vacío por puro amor?

Dios se ha impuesto a sí mismo la obligación de callarse en su Hijo muerto: cierto. Pero comunitariamente: ¿‘eso’ a nadie le importa un comino?

Pues, a pesar de todo, yo me atrevo a seguir diciéndolo: «Id a Galilea, porque sólo allí le encontraréis y veréis cómo es Él quien sigue siendo el Evangelio de los pobres».

Aleluya
Un abrazo Pascual
Tu hermano,
Joaquín Tapia