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COVID19: “CoronAbril poético” - Jaume Benaloy Marco

Díaz Hernández, Carlos (2016). Antonio Machado. Fundación Emmanuel Mounier. 107p.

González Puente, Carlos (2017). Miguel Hernández. Fundación Emmanuel Mounier. 98p.


“Era una mañana y abril sonreía”. Así cantaba el poeta sevillano en sus Soledades. ¡Qué bendición estrenar un nuevo abril releyendo a Antonio Machado, mientras “llueve, Señor, llueve, llueve”! 

¿Cómo llevas esta inesperada lluvia en cuarentena? Tal vez, como Machado, quieras subscribir, angustiado, aquellos sus versos cansados de melancolía rural, escritos durante los años de profesor en Baeza (Jaén): 

“Tic-tic, tic-tic… Ya pasó
un día como otro día,
dice la monotonía
del reló.

Sobre mi mesa Los datos
de la conciencia, inmediatos.
No está mal
este yo fundamental,
contingente y libre, a ratos,
creativo, original,
este yo que vive y siente
dentro la carne mortal
¡ay! por saltar impaciente
las bardas de su corral”.

Paciencia, amigos, paciencia. “Golpe a golpe, verso a verso”, llegará el día en que podremos salir de este confinamiento global. Mientras tanto, lee. Aprovecha y lee. Sí, atrévete a desconectar y lee. Poesía o cómics, ensayos o novelas, crónicas o revistas… lo que sea, pero lee. No sea que salgamos más embrutecidos de lo que ya estábamos. Ahora no hay excusa de tiempo. ¿Qué has leído durante estos días de #QuédateEnCasa? Tu respuesta o tu silencio, te retratan… te delatan. 

Hoy te recomiendo leer algunas biografías de poetas nuestros y que ahora ya son del mundo entero. En la colección Sinergia de la Fundación Emmanuel Mounier se viene publicando la Serie Verde, en la que podemos encontrar breves, pero muy bien documentadas, biografías de poetas, filósofos, teólogos y otras personas comprometidas con la vida que no encontrarás en Sálvame ni en Sobrevivientes. Durante estos primeros días de confinamiento, he leído y he disfrutado mucho conociendo mejor la vida y milagros de Antonio Machado y Miguel Hernández. Gracias, Carlos Díaz Hernández y Carlos González Puente, porque al leer vuestros libros he vuelto a desempolvar las obras completas de estos geniales poetas; también las versiones musicales de Joan Manuel Serrat. Pero no les canso más y me despido con la poesía inicial:

 “Era una mañana y abril sonreía. 
Frente al horizonte dorado moría 
la luna, muy blanca y opaca; tras ella, 
cual tenue ligera quimera, corría 
la nube que apenas enturbia una estrella.

Como sonreía la rosa mañana  
al sol del Oriente abrí mi ventana; 
y en mi triste alcoba penetró el Oriente  
en canto de alondras, en risa de fuente 
y en suave perfume de flora temprana. 

Fue una clara tarde de melancolía 
Abril sonreía. Yo abrí las ventanas 
de mi casa al viento... El viento traía 
perfume de rosas, doblar de campanas... 

Doblar de campanas lejanas, llorosas, 
suave de rosas aromado aliento... 
... ¿Dónde están los huertos floridos de rosas? 
¿Qué dicen las dulces campanas al viento?

Pregunté a la tarde de abril que moría: 
¿Al fin la alegría se acerca a mi casa? 
La tarde de abril sonrió: La alegría 
pasó por tu puerta —y luego, sombría:— 
Pasó por tu puerta. Dos veces no pasa”.

Mas, para no poner celoso al oriolano poeta, comparto estas elocuentes palabras que Miguel pronunció durante la guerra y que son más que propicias para este tiempo de pandemia: “No es hora de hablar de la familia de uno sino de la familia de todos, no del pueblo de uno sino del pueblo de todos; no existen las naciones, las razas… las fronteras las ha inventado el egoísmo”(68). Amigos, ánimo con la cuarentena y con lo que después nos queda. ¡Porque este virus solo lo vencerá la solidaridad!

Por eso, mejor acabo con estos versos de amor en abril de Miguel Hernández:

“Abril, el de las gracias a millones
y las aguas a mil, amor, ya lega,
y yo me entrego a ti, como se entrega
el río a las doradas tentaciones

de su margen que alhajan los limones…
Tú eres una florida y dulce vega,
y yo el caudal que la deslumbra y riega
con sus constantes joyas y atenciones.

¡Qué bien sufro mi mal, mi bien, contigo,
hecho un Segura de oro caricioso
que tu vega de amor cuida y consuela!

Mírate en mi cristal visual y amigo
desde el gesto frutal de tu reposo
como naranja dulce de Orihuela.”

Para ver las publicaciones de la Serie Verde de la Fundación Enmanuel Mounier, puedes visitar el siguiente enlace:
http://mounier.es/index.php?option=com_virtuemart&view=category&virtuemart_category_id=2&Itemid=71

Jaume Benaloy Marco, Benidorm, 2 de abril de 2020