COVID19: Preguntas abiertas - José Alonso Morales

(Carta de José Alonso Morales a Carlos Díaz)

 

Como te anuncié, te envío las consideraciones para que sin prisa hagas tu inestimable reflexión. Gracias. Pepe.

Ante la nueva situación por la que estamos pasando.

Ante esta pandemia de características incalculables.

Ante un virus que ha paralizado el mundo.

Ante una sociedad y un mundo creído de dominarlo y/o de cambiar las leyes de la naturaleza.

Ante el actual ser humano lleno de egoísmos, poseedor de todos los bienes propicios para adorar el becerro de oro.

Ante esta tragedia humana que nos tiene el corazón en un puño.

Ante esta angustia de los que han muerto o hemos sido presa de las garras de este maldito virus.

Ante tantos bulos por parte de muchos medios que nos tienen desconcentrados.

Ante esta pandemia insólita y desconcertante de la historia.

Ante tantas y tantas preguntas que nos podemos hacer en torno a lo que estamos viviendo…

¿Qué tienen que decir los grandes intelectuales?

¿Cuál es la visión y/o reflexión de los filósofos?

¿Cuál es la orientación y rumbo que debemos tener desde la perspectiva de los pensadores?

¿Cómo se puede llegar a lo vital de la persona desde el pensamiento filosófico con el predominio de la inteligencia encaminada al bien de la persona y por tanto al bien común?

Y todo cuanto de bueno puedas aportar desde lo mejor para la persona.

Con mi gratitud te envío un fuerte abrazo. Pepe. 

* * *

 Querido Pepe:

 Gracias a tu venerable esfuerzo, querido hermano, el Instituto Emmanuel Mounier ha llevado a cabo incesantemente durante años ciclos de conferencias de las mejores espadas españolas, que por respeto a ti las han pronunciado con total desinterés económico. En unas circunstancias en que las personas apenas asisten ya a reuniones de estudio, las por ti promovidas y llevadas a cabo a costa de tu humilde pensión han pasado siempre de cien gentes en un maravilloso anfiteatro cedido por el Ayuntamiento: un auténtico milagro, dado además el ambiente cálido y propositivo de los asistentes. Doy fe.

Por lo demás, aun no habiendo pasado de la condición de humilde policía, nos has dado sopas con honda en nuestro propio terreno a cuantos presumimos de universitarios. Gracias, hermano y maestro. Y a seguir alabando a Dios, como lo haces, en las duras y en las maduras. Eres como el ciprés de Silos, morirás en pie y erguido.

Pepe, queridas amigas y amigos, es una persona de avanzada edad y de frágil constitución, por tanto una presa fácil para el virus que le ha agarrado con su zarpa de fiera.  Felizmente hoy está en casa restableciéndose a pequeños sorbos. Aunque sé que esta especie de panegírico prepóstumo no te gusta, hermano, déjanos, Pepe, que te manifestemos humildemente nuestro amor y nuestra admiración incondicional. Al ver tu ejemplo alabamos a Dios y nos felicitamos, tesoro nuestro.

Sólo me queda ya trasladar tu escrito a nuestros amigos y amigas.

Y, como pese a lo que tú crees, yo no soy un intelectual de tanta altura, remito esta pregunta a todas las gentes de buena voluntad que nos rodean. Gracias, maestro.  Brindo contigo por las gentes de buena voluntad. Aquellas que siempre se encuentran dispuestas a aprender y a hacer bien del mal, vincere malum bono.

Carlos Díaz