Mauricio Urrea Carrillo

• Colección Persona, nº 36, 2010
• ISBN: 978-84-96611-69-6
• Páginas: 117

Hoy por hoy se ha vuelto un desafío (no un problema sin solución) para los cristianos el hallar las formas nuevas por las que puedan seguir viviendo como creyentes en medio de constelaciones sociales que han cambiado drásticamente. Los antiguos problemas como aquel de la relación entre la fe y la razón, el sentido de la vida humana de cara al mal en el mundo o la mera pregunta sobre quién es Dios, se agudizan actualmente en las mentes y corazones de las personas y les exigen algún tipo de solución. Para unos, dichos problemas simplemente son ficticios, para otros, son misterios imposibles de comprender.

Desde hace casi dos milenios, Pedro nos amonestó a “estar siempre dispuestos a dar razón de nuestra esperanza a todo aquel que nos la pida” (I Pe 3, 15); con ello nos indicaba que nuestra fe contará siempre con buenas razones que la justifiquen para ser creída, aún en el seno de sociedades secularizantes que proponen al mero Estado, la sola ciencia o la sola libertad individual como los nuevos sustitutos de lo que, para muchos, antes hacía la religión. Atender al antiguo llamado de Pedro es ahora más urgente que nunca, y por demás interesante. Ese es el asunto de este libro.