Actividad

Libertad y determinismo científico-técnico (Ildefonso Murillo)

Aulas de Verano del Instituto Emmanuel Mounier Ildefonso Murillo

En la tarde del día 22, Ildefonso Murillo, Catedrático de la U. Pontificia de Salamanca, desarrolló, en el tema “Libertad y determinismo científico-técnico”, el desafío que las ciencias plantean respecto a la compatibilidad o incompatibilidad entre determinismo y libertad.

El éxito de las ciencias clásicas se basó en un ideal científico determinista que ha pretendido extender las leyes que rigen los hechos naturales a los hechos humanos. Según sus partidarios, el que la teoría determinista no pueda probarse no se debe a su inconsistencia, sino a la limitación de nuestro conocimiento para tener en cuenta todos los estados del universo. Las posiciones más extremas afirman que el sentimiento de libertad es una ilusión.

Sin embargo, en la misma física, origen del determinismo negador de la libertad, se abre un camino inesperado en el siglo XX. El determinismo pasa a ser discutido en el mundo de la física cuántica. Con el Principio de indeterminación de Heisenberg, el determinismo no sería ya un postulado necesario de la ciencia positiva, sino sólo una interpretación posible.

La física jugó el papel de ciencia modelo para las ciencias humanas que hicieron del hombre objeto de investigación científica, con el intento de formular leyes semejantes a las que determinan los fenómenos físicos. Así, Lévi-Strauss considera la vida como una función de la materia inerte y el funcionamiento libre del espíritu como mera actividad de las células de la corteza cerebral. Se reduce así la libertad humana a apariencia e ilusión. La neurociencia nos permitiría eliminar radicalmente el espacio de la libertad, reduciendo todo, incluso la ética y la religión, a fisiología o química celular. La calidad de lo humano sería reducida, en último término, a lo meramente material.

Expuesto, así el problema, el conferenciante paso a la Defensa de la libertad frente a los determinismos científico-técnicos. La libertad se produce dentro de unos determinismos biológicos, también bajo determinismos psíquicos y sociales, culturales o históricos, que las ciencias nos han descubierto. Sin embargo, cabe la asunción libre de la adaptación a determinismos o condicionamientos necesarios todo tipo. La cuestión es si somos capaces, alguna vez en nuestra vida, de decir «no» a nuestros impulsos o de ir en contra de nuestros condicionamientos, adoptando una actitud crítica frente a ellos. Advirtió que no es la ciencia la que está contra la libertad, sino los cientificismos (la absolutización de los conocimientos científicos). El determinismo que las ciencias parecen constatar en la conducta humana no nos debe llevar a ignorar el posible carácter libre de los actos humanos. Todas las afirmaciones, apoyadas en las ciencias positivas, en contra de la libertad en el hombre, no han logrado justificar suficientemente que la conducta humana sea el resultado necesario de una serie de determinantes físicos, psíquicos o sociales.

Por último, el conferenciante resaltó los condicionamientos de nuestra libertad, que es libertad condicionada. No somos absolutamente libres. Las ciencias naturales y humanas han jugado un papel muy importante en el descubrimiento de los condicionamientos a los que estamos sometidos: físicos, biológicos, psíquicos, sociales, lingüísticos, históricos y culturales. Pero dentro de ese margen estrecho de condicionamientos se nos abre un mundo de posibilidades entre las que podemos elegir. Nuestra libertad será tanto más lúcida cuanto mejor conozcamos los condicionamientos que nos determinan.

Ciencia y libertad, por tanto, no son incompatibles. Sólo hay incompatibilidad entre ciencia y la pretensión de una libertad absoluta.